LATAM Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales y Humanidades, Asunción, Paraguay.
ISSN en línea: 2789-3855, octubre, 2024, Volumen V, Número 5 p 1943.
INTRODUCCIÓN
Normalmente las fracturas del cuello femoral en la población de adultos mayores son frecuentes,
representando cerca del 3,6% de todas las fracturas, la incidencia es de 146 por cada 100.000 adultos.
La tasa de mortalidad dentro del primer año oscila entre el 17 al 24%. Sin embargo, al describir las
fracturas de cuello femoral en pacientes con algún tipo de amputación de la extremidad inferior son
infrecuentes, por lo cual la evidencia es escasa, dificultando el pronóstico el cual en mayor parte
depende de la técnica quirúrgica y los desafíos de rehabilitación posoperatoria.
En la tercera edad el principal mecanismo de lesión es la caída de propia altura con golpe directo sobre
la cadera. Normalmente la edad avanzada aumenta el riesgo de fracturas de cuello femoral, sin
embargo, en el contexto de un paciente amputado el riesgo es mayor debido a pérdida de masa
muscular, calidad ósea disminuida y el desequilibrio. Las causas más comunes para generar una
amputación de la extremidad inferior, sea superior o inferior a la rodilla incluyen: trauma (34,2%),
vascular (12,7%), úlcera diabética (6,2%), osteomielitis (5,5%) e infección (4,7%).
La amputación a cualquier nivel de la extremidad inferior introduce una serie de desafíos adicionales
en la planificación y ejecución de la artroplastia de cadera, ya que, la pérdida de un miembro inferior
altera la biomecánica del cuerpo, afectando la distribución de las cargas, el equilibrio y la marcha.
Todas estas alteraciones generan la progresión de la enfermedad degenerativa de la cadera,
complicando la planificación quirúrgica y el proceso de rehabilitación postoperatoria.
La artroplastia total de cadera es uno de los procedimientos quirúrgicos más comunes en
Traumatología, cuyo objetivo principal es aliviar el dolor, mejorar la función articular y, por ende, mejorar
la calidad de vida de los pacientes con enfermedades degenerativas de la cadera (osteoartritis, artritis
reumatoide o necrosis avascular). Sin embargo, cuando se considera la colocación de una prótesis
total de cadera en pacientes que presentan una amputación de la extremidad inferior (por encima de
la rodilla), el enfoque clínico y quirúrgico se vuelve significativamente más complejo, sobre todo por la
limitada evidencia sobre estos casos.
Los abordajes más utilizados en la artroplastia de cadera en amputados, fueron: abordaje posterior
(51,2%), abordaje anterolateral (48,2%) y el anterior (0,6 %). Los vástagos no cementados utilizados en
el 79,1% y los vástagos femorales cementados en el 13,9%. Para facilitar el control rotacional y los
movimientos de dislocación y reubicación se puede utilizar la inserción de un clavo de Steinman en el
trocánter mayor, la inserción de clavos de Schanz de 5 mm o 6,5 mm en el fémur distal o el uso de
pinzas o ganchos óseos en la región intertrocantérea o en el propio eje femoral proximal, hasta 5 cm
distal al trocánter menor (16,17).
Los pacientes amputados suelen enfrentarse a desafíos psicológicos y emocionales, que pueden influir
en su recuperación. Varios estudios han informado un alto porcentaje de complicaciones
postoperatorias cercanas al 28,6% que incluyen a las fracturas periprotésicas (14,3%), dislocación
(8,6%), infección (superficial y profunda), aflojamiento aséptico, complicaciones del muñón,
rehabilitación fallida, posicionamiento subóptimo del implante y mayor riesgo de caídas.
La adaptación a una nueva prótesis de cadera en el contexto de una amputación previa requiere no
solo un enfoque técnico preciso, sino también un apoyo psicológico y una rehabilitación integral que
aborde las necesidades específicas del paciente. La selección del tipo de prótesis, la orientación del
implante y las técnicas quirúrgicas deben ser cuidadosamente elegidas para minimizar los riesgos de
complicaciones (luxación del implante, aflojamiento protésico y la infección periprotésica). La
rehabilitación postoperatoria debe ser intensiva y personalizada, con un enfoque en la recuperación de
la fuerza muscular, la estabilidad articular, y la adaptación a los cambios biomecánicos.