LATAM Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales y Humanidades, Asunción, Paraguay.
ISSN en línea: 2789-3855, octubre, 2024, Volumen V, Número 5 p 1787.
INTRODUCCIÓN
La administración del talento humano es fundamental para el desarrollo organizacional, puesto que
aumenta su competitividad haciendo que logre un mayor posicionamiento y mejore su rentabilidad.
Existe una gran diferencia entre las instituciones tradicionales y las que se proponen manejar de
manera integral el talento humano, lo cual enriquece el perfil de los empleados incrementando un
desempeño basado en el cumplimiento de los objetivos. Es un recurso fundamental dentro de las
organizaciones, reconocido desde hace tiempo por su capacidad de contribuir de manera decisiva al
logro de las metas y objetivos previamente establecidos. (Arias et al., 2023).
Cuesta afirma que las competencias laborales se enfocan en lo que las personas “serán capaces de
hacer”; estas competencias implican pensamiento estratégico y mayor integración entre estrategia,
sistema de trabajo y cultura organizacional (2010). La gestión del talento humano por competencias
es crucial para el desempeño organizacional ya que le permite alinear el capital intelectual de una
organización con su estrategia de negocios, considerando que cada organización tiene una estrategia
diferente y sus competencias también serán diferentes.
Hoy en día, las empresas consideran al personal como su recurso más valioso, ya que este interviene
en los procesos internos, toma decisiones y asegura el correcto funcionamiento de la organización.
Por ello, la alta dirección tiene la responsabilidad clave de centrarse no solo en los aspectos
financieros, sino también en gestionar al personal como talento humano.
Según Jericó, las empresas son creadas para generar rédito económico, pero esto no es posible sin la
colaboración conjunta de los stakeholders, también conocidos como grupos de interés, que son
personas o colectivos con algún tipo de interés en la organización, es esencial. Las organizaciones
actuales han cambiado en comparación con las de tiempos pasados, y las demandas del mercado ya
no son las mismas que hace unos años. Los constantes avances en ciencia y tecnología tienen un
fuerte impacto en el comportamiento de las organizaciones, lo que exige una adaptación eficaz a estos
cambios. Según Freeman (2001), un stakeholder se define como cualquier grupo o individuo que pueda
influir o verse influido por los beneficios de la organización (2004).
Atehortúa considera que la gestión del talento humano es un proceso de gran valor dentro del sistema
de gestión integrado, ya que el éxito o fracaso de una organización depende en gran parte de su capital
humano (2008).
Chiavenato afirma que la gestión del talento humano es un enfoque que permite reconocer a los
empleados como personas dotadas de capacidades y habilidades intelectuales, esenciales para que
las organizaciones puedan funcionar, generar productos y servicios, y lograr sus metas estratégicas y
generales (2002).
Sanabria destaca que gran parte de lo que se entiende por gestión del talento o de los recursos
humanos en las organizaciones surge de un proceso recíproco en el que participan tanto las
organizaciones como los individuos (2015).
Jericó ha realizado una valiosa aportación a la teoría de la gestión del talento al afirmar que este
requiere de la combinación simultánea de capacidad, compromiso y acción. Si los profesionales están
comprometidos y actúan, pero carecen de las habilidades necesarias, no alcanzarán los resultados
esperados, a pesar de sus buenas intenciones. Si tienen capacidad y actúan, pero no están
comprometidos con el proyecto, pueden obtener resultados, aunque su falta de motivación les
impedirá innovar. Por otro lado, si poseen capacidad y compromiso, pero no actúan a tiempo, no
lograrán los resultados deseados y otros habrán avanzado (2001).