LATAM Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales y Humanidades, Asunción, Paraguay.
ISSN en línea: 2789-3855, septiembre, 2024, Volumen V, Número 5 p 1808.
INTRODUCCIÓN
En la era actual, la transformación digital y el uso de las tecnologías emergentes han evolucionado en
numerosas áreas y ámbitos, como; educación, sector público y privado, salud, comercio, finanzas, entre
otras (Salgado et al., 2024). Sin embargo, en las últimas décadas, el desarrollo económico y el
crecimiento continuo de las empresas pequeñas, medianas y grandes han optado por crear un clima
tecnológico, donde la eficiencia de los procesos, la rápida gestión de los datos y la automatización
sean relevantes (De La Hoz et al., 2024).
Si bien es cierto, la transformación digital permite a las empresas de cualquier sector aumentar
beneficios, productividad y competitividad (Llopis et al., 2021; Salgado et al., 2024).
Consecuentemente, la transformación digital también permite potenciar los servicios, generando
incrementos económicos y valor agregado (Kamalaldin et al., 2020). Por otro lado, la transformación
digital en las empresas no es un fenómeno reciente; es la respuesta a los diversos factores actuales
que se presencian en la década (Salgado et al., 2024), debido a la presión que se genera en la industria
por el surgimiento de nuevas empresas que son nativas en la digitalización (Fichman et al., 2014).
El surgimiento de los nuevos modelos de negocios y las plataformas que aprovechan la tecnología
para lograr nuevos nichos de mercados o subir a negocios existentes cumplen las expectativas de los
clientes por medio de las experiencias de personalidad (Legner et al., 2017). Además, el propio avance
de las tecnologías emergentes como la Internet para promocionar artículos, la inteligencia artificial y
el drive de la nube (Eslava et al., 2024) ayudan a optimizar los procesos.
Tradicionalmente, los procesos de auditoría han dependido de métodos manuales y enfoques basados
en el análisis retrospectivo de datos (De La Hoz et al., 2024). No obstante, con el rápido avance de
tecnologías como la carpeta compartida, inteligencia artificial (IA), blockchain, big data y la
automatización robótica de procesos (RPA), la auditoría está experimentando una transición hacia un
enfoque más dinámico, preciso y eficiente (Yupanqui et al., 2023).
Por otro lado, un proceso de auditoría a nivel organizacional garantiza que los recursos se implementan
para satisfacer las necesidades prioritarias o del proyecto (De La Hoz et al., 2024). Pero desde una
perspectiva contable, es importante ayudar a proporcionar información financiera. Por esta razón, las
actividades de auditoría son actividades clave (Cano & García, 2001).
Especialmente en este momento, la tendencia de las innovaciones tecnológicas actuales cambia la
forma de desarrollar la revisión y el legado estándar de garantizar la información (De La Hoz et al.,
2024). Especialmente, las tecnologías duras (equipos y máquinas) y blandas (sistemas, procesos y
procedimientos) que respaldan la práctica de la auditoría, mismas que han permitido avanzar en el
proceso. Pero actualmente, los cambios significativos y vertiginosos están dando forma a la
comprensión de la innovación como un factor en las dotaciones directas de la innovación tecnológica
(Gallardo & Maciá, 2024). El proceso de auditoría lo llevan a cabo auditores que son los especialistas
en el área.
Los estudios de la transformación digital han sido abordados por expertos del área de ciencias
administrativas, debido a que aportan a las empresas a innovar en sus procesos de producción, ventas
o servicios y en las innovaciones presentadas en los nuevos productos que son fuente de
competitividad (Salgado et al., 2024). Sin embargo, es necesario que las empresas cuenten con las
capacidades técnicas y operativas para aprovechar de manera eficiente las tecnologías emergentes
(Cano & García, 2001). El término de transformación digital fue conocido por primera vez por la
“Consulura Capgemini” (Westerman et al., 2012). No obstante, el término es definido como un proceso
completo donde las empresas vuelven a configurar las estrategias, la parte operativa y la cultura
organizacional por el uso de las nuevas tecnologías digitales (Bravo et al., 2024).