LATAM Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales y Humanidades, Asunción, Paraguay.
ISSN en lÃnea: 2789-3855, septiembre, 2024, Volumen V, Número 5 p 210.
INTRODUCCIÓN
Las enfermedades crónicas no transmisibles (ENT) como la diabetes mellitus tipo 2, la hipertensión
arterial, las enfermedades cardiovasculares y la obesidad, constituyen un problema de salud pública
global, responsable de aproximadamente el 71% de las muertes anuales a nivel mundial, según datos
de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La prevalencia de estas enfermedades ha mostrado un
incremento exponencial, relacionado con factores de riesgo modificables como la inactividad fÃsica,
dietas hipercalóricas y el sedentarismo, especialmente en poblaciones urbanas.
El ejercicio fÃsico ha sido identificado como una intervención terapéutica eficaz para la prevención
primaria y secundaria de las enfermedades no transmisibles. La evidencia cientÃfica ha demostrado
que la actividad fÃsica regular induce adaptaciones fisiológicas que mejoran la función cardiovascular,
la sensibilidad a la insulina, el perfil lipÃdico y la composición corporal, reduciendo significativamente
el riesgo de desarrollar estas patologÃas. Además, en individuos que ya presentan ENT, el ejercicio
fÃsico se ha asociado con mejoras en el control de la glucemia, la presión arterial y la calidad de vida,
asà como con la reducción de la morbilidad y mortalidad asociadas. (Organización Panamericana de la
Salud, 2020)
A pesar de la abundante evidencia que respalda los beneficios del ejercicio fÃsico, su implementación
como estrategia de salud pública enfrenta desafÃos significativos, particularmente en la población
adulta joven, entre 20 y 40 años. Este grupo etario, que se encuentra en una etapa crucial de la vida en
términos de desarrollo profesional y familiar, suele mostrar una menor adherencia a programas de
ejercicio fÃsico debido a barreras como la falta de tiempo, el estrés laboral y la percepción de que no
necesitan medidas preventivas inmediatas.
Las ENT, incluyendo diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial y obesidad,
presentan una incidencia alarmante a nivel mundial. Según datos de la Organización Mundial de la
Salud (OMS), las ENT representan aproximadamente el 71% de todas las muertes globales, con un
aumento sostenido en la prevalencia a lo largo de las últimas décadas. Por ejemplo, se estima que la
diabetes tipo 2 afecta a más de 460 millones de adultos a nivel mundial y su incidencia está en aumento
debido a factores como el envejecimiento de la población, la urbanización y los cambios en los estilos
de vida. (Organización Mundial de la Salud, 2023)
Desde una perspectiva médica, la alta incidencia de estas enfermedades se correlaciona con una serie
de consecuencias adversas para la salud. Las ENT están asociadas con complicaciones graves tales
como infartos cardÃacos, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal crónica y amputaciones.
Estas complicaciones no solo deterioran significativamente la calidad de vida de los individuos
afectados, sino que también imponen una carga económica considerable a los sistemas de atención
médica. Los costos asociados con el tratamiento de las ENT, incluyendo hospitalizaciones,
medicamentos y cuidados continuos, representan una proporción significativa del gasto en salud en
muchos paÃses, exacerbando las presiones financieras sobre los sistemas de salud.
Además, la alta incidencia de ENT también se asocia con una mayor morbilidad y mortalidad
prematura, contribuyendo a una reducción en la esperanza de vida saludable y afectando el bienestar
general de las poblaciones. Esta situación destaca la urgencia de implementar estrategias efectivas
de prevención y manejo, como la promoción de estilos de vida saludables y el aumento de la actividad
fÃsica, para mitigar el impacto de las ENT y mejorar la salud pública global. (SantartÃn, 2022)
El ejercicio fÃsico juega un papel fundamental en la prevención y manejo de enfermedades crónicas,
especialmente en la población de 20 a 40 años, debido a su capacidad para modificar los factores de
riesgo asociados y promover la salud general.